Ningún atlético,
incluido un servidor que cuando nos visita el Madrid suele ser bastante pesimista,
o realista, según se mire, imaginaba horas antes del choque lo que al final
pasaría. Es una obviedad decir que lo sucedido en el césped fue vergonzoso. Un equipo,
el nuestro, atenazado, acobardo…. Incapaz de hilvanar una jugada decente en
todos el partido. Acomplejado. Sin soluciones en el césped ni el banquillo. Lo
de siempre desde hace 14 años. Nada nuevo. Bueno sí, una notable novedad: Enfrente
de él no estaba el Real Madrid con toda su artillería. Los merengues llegaron
al Calderón con lo puesto, con el equipo B. Con un equipo de circunstancias.
Diego López, Nacho, Albiol, Essien, Kaká, Morata.....No sé si Filipe Luis se
refería a estos jugadores cuando hablaba después del partido de que la evidente
diferencia de presupuesto entre ambos clubes.
Pero lo peor de aun
estaba por llegar. Lo más deleznable de la noche, no fue el gol del empate del
Madrid (Juanfran selección), la evidente falta de testiculina, la nula
capacidad de reacción desde el banquillo, las risitas del Cholo en la rueda de
prensa o lo bien que durmió Cerezo……Lo peor de la noche fue la reacción del
público al acabar el encuentro. Ni un solo pito. Ni un solo pañuelo. Ni una sola
protesta hacia el palco. NADA. Resignación. La gente se fue del estadio como se
va la afición del Levante, el Espanyol o el Mallorca cuando pierden con el
Madrid. “Es lo que hay”, dicen algunos.
Lo que sucedió el sábado
fue intolerable para cualquier aficionado que sienta los colores de verdad, que
no tenga esa afición como hobbie de fin de semana, que sepa y sienta que el
Atleti es un equipo grande y exigirle como tal. Os contaré una historia: Cuando
empecé a ir al Calderón allá por 1974, mi padre, antes de salir para el estadio
me metía en el bolsillo un pañuelo blanco. El Atleti, al igual que ahora, hacía
partidos malos y bochornosos pero cuando eso pasaba sacábamos los pañuelos para
mostrar nuestra disconformidad, para exigir la decencia que el escudo merece. El
presidente de aquella época, Don Vicente Calderón, siempre pedía disculpas, no
salía diciendo que dormía a pierna suelta después de una derrota con el Madrid
en casa.
Supongo, como quedó
demostrado el sábado, que ese tipo de aficionados estamos en peligro de
extinción. Ya quedamos pocos a los que nos escuezan 26 años de gilismo y 14 sin
ganar un derbi. A los que os dé igual, allá vosotros. Este no es mi Atleti.